¿Quién me despertaba todas las mañanas? Eras vos…
Vos sabías lo que me gustaba, las cosas que odiaba
¿Con quién podía hablar horas y horas? Era contigo
¿Quién me enseño a cocinar?, fuiste vos… Como olvidar aquella vez que no pudimos comprar torta para tu cumpleaños, y te pusiste a hacer el pavé más rico de este planeta, le pusiste mi galletita preferida, y comí hasta empacharme… Mi fideo vitaminado, qué rico, el fideo que solamente vos hacías y que nadie supo imitar…
¿Mi público eterno, mi fan numero 1, la que siempre me vio bailar?, la música que más me recuerda es Salomé… siempre estuviste cuando cantaba, bailaba o escribía miles de poemas, o calculaba la población mundial, y te acuerdas, mi época de autista, cuando solía hablar con los Dioses griegos.
Se rompió la promesa de que verías recibirme de ingeniero, se rompió la promesa de que iríamos a poner el restaurant de tus sueños… ahí en tu casa en Itaugua, ciudad que me cuesta pisar porque me recuerda siempre que tus restos yacen allí.
Dolanet, tu caramelo, tu vicio… cada vez que veo en la farmacia, es como verte a mi lado, pidiendo uno…
Desde que te fuiste, nunca más fui a ningún san juan, porque es injusto estar allí sin vos, ya ni podías caminar, pero igual con tu bastón me acompañabas, era una vida tan perfecta la mía, y sé que siempre lo será, porque tú la bendices desde allá arriba, pero te extraño tanto, y no puedo perdonarme el no haberme despedido, el no haberte visto por lo menos unos minutos más, nunca te pude decir lo mucho que te iba necesitar, lo mucho que te iba a extrañar, simplemente te fuiste, te fuiste estando a 300 km; y no pude ni siquiera darte un beso de despedida, ni a tu funeral, ni a tu entierro, y me perdí en el cementerio, me perdí buscándote esa tarde, y no te encontré, tenía tu dolanet, y lo tuve que dejar frente a la cruz mayor, si pudieras leer esto, si pudieras escucharme, quisiera decirte… que fuiste y serás por siempre la mamá segunda, la mamá de corazón que agradezco haber tenido en este mundo, la mejor mamá del mundo.
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